El sector agropecuario no es una excepción, estos ingeniosos autómatas demostraron ser una solución efectiva con el objetivo de superar los desafíos que enfrenta el campo en términos de productividad, calidad y sostenibilidad. Recolección, siembra, documentación y monitoreo de cultivos son algunas de las opciones que podemos lograr utilizando este fenómeno.
Un ejemplo es la empresa alemana AGCO Fendt, líder global en diseño, fabricación y distribución de equipamiento agrícola. Crearon un sistema innovador llamado MARS, diseñado específicamente para la planificación, monitoreo y documentación precisa de la siembra de maíz. Este sistema utiliza un algoritmo inteligente que planifica la implementación del robot en base a una serie de parámetros ingresados y calcula las rutas óptimas para cada unidad.
En misiones, la productora de limones Isabel Freiberger, recientemente manifestó el momento complejo que están viviendo al no poder encontrar personal dispuesto a registrarse formalmente para realizar tareas relacionadas con la recolección. Sin embargo, existen soluciones innovadoras disponibles en el mercado. Una de ellas son los robots autónomos en forma de drones creados por la empresa de origen israelí, Tevel Aerobotics Technologies. Estos utilizan inteligencia artificial y algoritmos de visión por computadora para llevar a cabo la recolección de frutas con alta precisión.
Por otro lado, también encontramos prototipos de esta misma naturaleza para eliminar de forma autónoma las malezas que compiten con los cultivos por los recursos necesarios para su crecimiento. La ventaja de su usabilidad da lugar a la reducción de la dependencia de herbicidas químicos, favoreciendo así el mantenimiento de cultivos saludables y productivos de manera natural y sostenible.
En la industria láctea, estos prototipos pueden identificar y ordeñar de forma automática a las vacas, eliminando la necesidad de mano de obra manual.
La integración de robots en la agroindustria aporta eficiencia, calidad y sostenibilidad al sector. Estos robots permiten una gestión precisa de los recursos, reducen el uso de químicos y disminuyen la dependencia de la mano de obra humana, impulsando una agricultura más sostenible y productiva.
